El Festival de Viña y el origen de su mítica audiencia.

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El Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar nació en 1960 como un evento local para recaudar fondos destinados a mejorar la Quinta Vergara.
La idea fue impulsada por el entonces alcalde Carlos Ibáñez de la Fuente y el director del Departamento de Turismo y Relaciones Públicas de la municipalidad, René Largo Farías. En su primera edición, con apenas un escenario modesto, el festival tuvo una competencia folclórica y contó con artistas nacionales.
El crecimiento del evento fue rápido. En los años 70 se consolidó como el festival latinoamericano más importante, incorporando artistas internacionales y ampliando su proyección televisiva. La transmisión por TVN y luego por otros canales catapultó su popularidad, convirtiéndolo en una cita obligada para la música hispana.
El Encendido de Antorchas: Un Reconocimiento Popular
El público de Viña es uno de los más exigentes del mundo. Con el paso del tiempo, se convirtió en un termómetro infalible para medir el éxito de un artista. A finales de los años 80, los asistentes comenzaron a encender antorchas de fuego y papel aluminio, un gesto espontáneo para ovacionar a sus artistas favoritos. La organización oficializó esta práctica en los años 90, instaurando la Antorcha de Plata y la Antorcha de Oro como reconocimientos entregados según la reacción del público. Posteriormente, la presión de los asistentes dio paso a la creación de las Gaviotas de Plata y Oro, que hoy son los galardones más codiciados.
El Nacimiento del “Monstruo”
El término “Monstruo” se refiere al público del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, en Chile. Este nombre se debe a la reacción que el público tiene con los artistas que no les gustan, como abucheos y pifias.
El origen del término “Monstruo” se remonta a un incidente en el que los abucheos del público obligaron a una concursante a abandonar el escenario. Los medios de comunicación se hicieron eco de lo sucedido y comenzaron a llamar al público de Viña del Mar “Monstruo”.
Algunas de las razones por las que se le llama “Monstruo” al público de Viña del Mar son:
La acústica del anfiteatro de la Quinta Vergara, que permite que se escuchen las pifias desde las gradas hasta el escenario.
La posición de las graderías, que hacen que el público se vea como una gran montaña de gente.
El poder que ejercen los asistentes para que se alarguen las presentaciones de sus artistas favoritos.


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